jueves, 14 de agosto de 2014

La leyenda de la Madre Vieja y la serpiente de las siete cabezas



De la alegórica serpiente de la madre se relatan varias historias fantásticas. Una de éstas cuenta de la existencia de una serpiente de siete cabezas; según la tradición popular, este ofidio monstruoso tiene las cabezas en la madre vieja, que es una laguna con vegetales y desechos en estado de descomposición, donde las babas y otros acuáticos son testigos silentes de sus grandes misterios.
La punta de la cola se encuentra justamente en el altar de la Iglesia Santa Bárbara.
Cuenta la leyenda que cuando la serpiente se remueva, invirtiendo su posición, cuando su enorme cabeza esté en el lugar donde hoy permanece su monumental cola, se produce, inevitablemente, el hundimiento de la Iglesia de Santa Bárbara de Arauca.
Otra versión, menos difundida, cuenta que en la Laguna de la Madre Vieja, ubicada detrás del Colegio Nacional Simón Bolívar, vive desde hace muchos años un ofidio enorme que tiene siete colosales cabezas, una de las cuales, la más grande, está en todo el centro de la laguna.
Las seis cabezas restantes se encuentran repartidas en diferentes lugares de la ciudad. Una en el barrio unión por toda la avenida León y Valencia. La otra, que es descomunal, se encuentra frente a la base militar. La cuarta cabeza se dice que está en la confluencia de las avenidas Rondó y León y Valencia. La quinta, la han visto por detrás del cementerio municipal. La sexta habita, según cuenta la tradición, en la vía que une los barrios meridiano 70 y San Carlos. El sitio donde se encuentra la séptima cabeza es un verdadero misterio, unos dicen que en el barrio el zamuro y otros aseguran que en las chorreras, aproximadamente 100 metros antes de llegar al Pedro Nel Jiménez, que es uno de los barrios periféricos de esta hermosa ciudad.
El enorme cuerpo de este ofidio se extiende por toda la avenida principal y la punta de su cola se encuentra justamente en el altar de la Iglesia Santa Bárbara.
Se dice que si continúa la contaminación de la laguna, se devasta progresivamente el ecosistema y se destruye finalmente su hábitat, la serpiente buscará ponerse a salvo cambiando de posición. En ese preciso momento se hundirá, irremediablemente, la Iglesia Santa Bárbara de Arauca y toda la avenida principal.
Para sacar la serpiente hay que arrojarle, el Viernes Santo, un ramal de anzuelos con siete niños sin bautizar.
En Arauca, se oye decir con frecuencia “el forastero que bebe agua de la madre vieja se queda aquí para siempre”, para matizar el encanto de la tierra y la hospitalidad de su gente.

FICHA TÉCNICA 
CLASE:  Animal 
LOCALIZACIÓN: Se encuentra en el territorio del llano  Araucano 
HÁBITAT:  Esta ubicada en diferentes barrios de la cuidada de Arauca 
ALIMENTACIÓN: se alimenta de desechos 
PODERES: Ninguno 
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS: Es una serpiente de siete cabezas bastante grande y gorda. 
CONTRAS: Ramal de anzuelos con siete niños sin bautizar.
Colombia - Mito Barí - Creación del mundo
Los Barí viven en la frontera con Venezuela en la serranía de los Motilones, departamento de Norte de Santander, Colombia. Habitan una región del bosque húmedo tropical en la hoya del río Catatumbo. Su población se estima en 3.617 personas. Su lengua pertenece a la familia linguística Chibcha. El mito que se relata a continuación fue recogido de la obra El sol babea jugo de piña en el que el autor Miguel Rocha Vivas compila mitos de los departamentos de Atlántico, Magdalena y Serranía del Perijá. La obra hace parte de la Biblioteca básica de los pueblos indígenas de Colombia, del Ministerio de Cultura. Quienes recogieron esta narración fueron Triana y Mendoza. La historia cuenta lo siguiente:


Cuentan que antes la tierra era oscura, sin orden. Todo era un caos 
y nada tenía una forma precisa. Entonces de la región por donde ahora
se oculta el sol llegó Sabaseba con su familia. Allá vivían.
Sabaseba, con mucha curia y paciencia, trabajó modelando la tierra
hasta darle orden. Así la tierra obtuvo su forma actual: llana y con
un sentido para que corran las aguas y la puedan habitar y disfrutar los
animales, la gente, los bosques.
Cuando Sabaseba ordenó la tierra comenzó la vida: caía la lluvia
y las nubes viajaban por los cielos, y el trueno retumbaba; ya se veía
al arco iris llenar el aire de color. Y se hizo de día con el sol y con la
noche vino la luna.
Este dios Sabaseba trabajó mucho, como lo haría un barí, y cuando
tuvo hambre cortó piñas. De la primera piña que partió salió un
barí hombre, de la segunda una mujer: Barira y de la tercera un niño:
Basurita.
Todos ellos alegres. Esta primera gente ayudó a Sabaseba en
su trabajo de arreglar y ordenar el mundo.
Ellos, además, enseñaron a los barí las artes y los oficios: pescar,
cazar, construir un bohío, tejer las cestas, hacer los chinchorros y los vestidos.

 

 Los animales, la otra gente que no es barí y muchos otros seres que
no son gente ni animal, son dioses y espíritus buenos y malos, salieron
todos de las cenizas de una vieja que mató a su nieto, lo asó y se lo comió.
Entonces los padres del niño la mataron y la quemaron, y luego
esparcieron esas cenizas. De ellas nacieron los blancos, los negros, los
yuko-yukpa, los guajiros y muchos espíritus.
Por último, Sabaseba les dio a los barí reglas de respeto entre ellos
y normas de comportamiento.


PERFIL



Soy estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana, curso actualmente noveno semestre.
Tengo 23 años, amante de la buena vida, me gusta viajar, hacer deporte y compartir con
mi familia. Me considero una persona responsable, creativa, con iniciativa y puntualidad, asumo con agrado los retos y metas que me pudiera plantear; con buen manejo de relaciones interpersonales, y facilidad para trabajar en equipo.