ESCRITOR: Gabriel García Márquez
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA
REALISMO MÁGICO
Prosa poética que es propia del realismo mágico y que envuelve el
prosaísmo de un suicidio en un halo de magia: “El olor de las almendras
amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados”. Ese
olor a almendras amargas, que es en realidad el olor a cianuro, impregna
las primeras páginas, envuelve la muerte de Jeremiah, el suicidio
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La historia de
Florentino y Fermina, que se narra de forma retrospectiva en esta segunda
secuencia narrativa, es la historia de un “enamoramiento encarnizado”. Se
crea una atmósfera en la que se desdibujan las fronteras entre realidad e
idealización, juego en el que se sostiene el realismo mágico.
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La intensidad de
estos sentimientos hace que Florentino enferme, confundiendo sus
síntomas con los del cólera, “los síntomas del amor son los mismos que
los de cólera”
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El episodio donde
el protagonista arde en deseos de “saborear” a su amada, hasta el punto
absolutamente ilógico, irreal de comer gardenias y “emborracharse” de
colonia.
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Ese hotel en el que se encierra a leer y pensar convertido
en un falso edén, en un paraíso de la desnudez; o en ese momento en el
que a través del telégrafo Fermina le pedirá permiso para acudir a un
baile, o incluso en el episodio del supuesto galeón hundido
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Un amor que surge sin más y se mantiene de ilusiones,
desaparecerá de forma casual o absurda. Fermina pasa de la conmoción de
amor al abismo del desencanto en un solo instante. Sin embargo, el amor
idealizado de Florentino permanecerá esperando ese reencuentro que no se
produce hasta cincuenta y un años y nueve meses y cuatro días después
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Las relaciones
con Ausencia Santander tienen un testigo de excepción, una
cacatúa.
En
el caso de Sara Noriega se trata de un gato, al que tienen que esquivar
mientras
hacen el amor para que no los arañe, unido además al hecho de
que
Florentino utiliza chupetes que su amante cuelga en el cabecero de la
cama.
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