domingo, 12 de octubre de 2014



   ESCRITOR: Gabriel García Márquez 
   EL AMOR  EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA 

  REALISMO MÁGICO 

Prosa poética que es propia del realismo mágico y que envuelve el prosaísmo de un suicidio en un halo de magia: “El olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados”. Ese olor a almendras amargas, que es en realidad el olor a cianuro, impregna las primeras páginas, envuelve la muerte de Jeremiah, el suicidio
La historia de Florentino y Fermina, que se narra de forma retrospectiva en esta segunda secuencia narrativa, es la historia de un “enamoramiento encarnizado”. Se crea una atmósfera en la que se desdibujan las fronteras entre realidad e idealización, juego en el que se sostiene el realismo mágico.

La intensidad de estos sentimientos hace que Florentino enferme, confundiendo sus síntomas con los del cólera, “los síntomas del amor son los mismos que los de cólera”

El episodio donde el protagonista arde en deseos de “saborear” a su amada, hasta el punto absolutamente ilógico, irreal de comer gardenias  y “emborracharse” de colonia.


Ese hotel en el que se encierra a leer y pensar convertido en un falso edén, en un paraíso de la desnudez; o en ese momento en el que a través del telégrafo Fermina le pedirá permiso para acudir a un baile, o incluso en el episodio del supuesto galeón hundido
Un amor que surge sin más y se mantiene de ilusiones, desaparecerá de forma casual o absurda. Fermina pasa de la conmoción de amor al abismo del desencanto en un solo instante. Sin embargo, el amor idealizado de Florentino permanecerá esperando ese reencuentro que no se produce hasta cincuenta y un años y nueve meses y cuatro días después
Las relaciones con Ausencia Santander tienen un testigo de excepción, una 
cacatúa. 
En el caso de Sara Noriega se trata de un gato, al que tienen que esquivar 
mientras hacen el amor para que no los arañe, unido además al hecho de 
que Florentino utiliza chupetes que su amante cuelga en el cabecero de la 
cama.