Colombia - Mito Barí - Creación del mundo
Los Barí viven en la frontera
con Venezuela en la serranía de los Motilones, departamento de Norte de
Santander, Colombia. Habitan una región del bosque húmedo tropical en la hoya
del río Catatumbo. Su población se estima en 3.617 personas. Su lengua
pertenece a la familia linguística Chibcha. El mito que se relata a
continuación fue recogido de la obra El sol babea jugo de piña en el
que el autor Miguel Rocha Vivas compila mitos de los departamentos de
Atlántico, Magdalena y Serranía del Perijá. La obra hace parte de la Biblioteca
básica de los pueblos indígenas de Colombia, del Ministerio de Cultura. Quienes
recogieron esta narración fueron Triana y Mendoza. La historia cuenta lo
siguiente:
Cuentan que antes
la tierra era oscura, sin orden. Todo era un caos
y nada tenía una
forma precisa. Entonces de la región por donde ahora
se oculta el sol
llegó Sabaseba con su familia. Allá vivían.
Sabaseba, con
mucha curia y paciencia, trabajó modelando la tierra
hasta darle orden.
Así la tierra obtuvo su forma actual: llana y con
un sentido para
que corran las aguas y la puedan habitar y disfrutar los
animales, la
gente, los bosques.
Cuando Sabaseba
ordenó la tierra comenzó la vida: caía la lluvia
y las nubes
viajaban por los cielos, y el trueno retumbaba; ya se veía
al arco iris
llenar el aire de color. Y se hizo de día con el sol y con la
noche vino la
luna.
Este dios Sabaseba
trabajó mucho, como lo haría un barí, y cuando
tuvo hambre cortó
piñas. De la primera piña que partió salió un
barí hombre, de la segunda una mujer: Barira y de la tercera un niño:
Basurita.
Todos ellos
alegres. Esta primera gente ayudó a Sabaseba en
su trabajo de
arreglar y ordenar el mundo.
Ellos, además,
enseñaron a los barí las artes y los oficios: pescar,
cazar, construir
un bohío, tejer las cestas, hacer los chinchorros y los vestidos.
Los animales, la
otra gente que no es barí y muchos otros seres que
no son gente ni
animal, son dioses y espíritus buenos y malos, salieron
todos de las
cenizas de una vieja que mató a su nieto, lo asó y se lo comió.
Entonces los
padres del niño la mataron y la quemaron, y luego
esparcieron esas
cenizas. De ellas nacieron los blancos, los negros, los
yuko-yukpa, los
guajiros y muchos espíritus.
Por último,
Sabaseba les dio a los barí reglas de respeto entre ellos
y normas de
comportamiento.